El salvaje estaba agradecido y se arrodillaba, ponía una cabeza casi encima del pie de Robinson y su otro pie lo ponía sobre su cabeza para demostrarle que lo serviría toda su vida. Robinson le puso por nombre Viernes; ya que ese día fue cuando lo salvo.
Consecutivamente ellos hablaban, Robinson le enseñaba a hablar ingles para que se puedan comunicar mejor, hasta que aprendió lo suficiente como para responder las preguntas que le decía.
Un día se encontraron a varias personas en la isla y las iban matando para poder comer. Hasta hacían una lista de victimas.
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